Cacho Buenaventura: “Recurrir al humor es como un final feliz”
Cacho Buenaventura es una marca registrada en Córdoba. Sinónimo de humor sano, familiar y con compromiso social. Aunque la pandemia le arruinó el festejo de sus 50 años del oficio de hacer reír, este año seguramente encontrará la revancha para soplar esas 50 velitas de éxito bien ganado.
En una entrevista con Ivana Ferrucci de Entretenimientos Córdoba, Cacho repasa sus comienzos y celebra la vida bien vivida.
Ivana: Estás cumpliendo 50 años con el humor Cacho ¿Quién lo hubiese dicho, no?
Cacho Buenaventura: No lo hubiese imaginado nunca. La pandemia me arruinó el festejo. Recuerdo que yo tenía 14 ó 15 años cuando subí por primera vez a un escenario y queríamos festejarlo y nos dijeron que nos quedáramos piolita en casa, tranquilitos, con barbijo, sin contacto y se pudrió todo. Y con las ganas de festejarlo a esos 50 años desde que subí por primera vez en el Pasaje España en un concurso de apitudes artísticas que hacía una agrupación de juventudes de estudiantes y no gané, salí último, despúes del último salí yo y me dieron un premio por eso (ironiza). En ese concurso yo descubrí el escenario y la magia del escenario y me animé a soñar arriba del escenario y a soñar con una vida feliz. Pero esto 50 años después no me lo imaginé nunca. A veces siento que estoy viviendo con mi imaginación de chango y la realidad superó la capacidad de imaginarme. La gente me para en la calle y me toca, me abraza, me da bendiciones, me dice que me quiere, que tiene una foto mía, que me quieren como me querían sus padres.
Ivana: ¿Si no hubieses sido humorista, qué te hubiese gustado ser?
Cacho: Seguramente arquitecto, pero no teníamos ninguna posibilidad económica de que yo pudiera estudiar arquitectura. Por ahí despunto el vicio con algunos arreglos con algunas cosas.
Vivimos en Carlos Paz en una casa que imaginé yo charlando largas horas con el arquitecto que me interpretó lo que quería y acá estamos ahora en la casita con la cansadora… (Risas).
Este año cumplimos 47 años de casados y este año cumplimos 50 años desde que nos conocemos. Acabo de cumplir 66 años, el 7 de abril.
Ivana: Estás impecable.
Cacho: Bueno, gracias compradora. Estoy muy bien de salud. El otro día me dice un vago ‘como estaré de bien que el otro día el médico me invitó a la casa para comer un asado, mirá la confianza del médico’.
Ivana: ¿El humor te quitó algo?
Cacho: No. Al contrario. El humor siempre me está dando y siempre me arrima. El humor es un anclaje que me arrima a buen puerto siempre porque hay cosas que te quitan el humor, hay cosas que te sacan de equilibrio, que te ponen mal y siempre recurrir al humor es como un final feliz. El humor siempre me arrimó a buenos lugares.
Ivana
Creo que viene a esta vida a sacarte una carcajada que vos te rías como si no te vieran y la gente que se anima a reírse como si no lo vieran después ya no sabe de qué se ríe, no importa. Mi propuesta es que nos juntemos para estar contentos y contentos de estar vivos, y agradecer estar vivos. A eso nos juntamos con la gente. Imaginate que me llamo Buenaventura. Es el Tata Dios.
El otro día me llamó mi maestra de jardín de infantes para saludarme por mi cumpleaños y me dijo que no sabía qué regalarme y le dije: tu llamado es el regalo que me da la vida. Además una nieta que nació un día antes de mi cumpleaños, un nieto que está viniendo apenas pasado mi cumpleaños.
Ivana: ¿Vos sos de esos que dicen ‘yo ya me puedo morir tranquilo’?
Cacho: Hace rato que aprendí eso y lo aprendí estando en terapia intensiva. Debo ser uno de los pocos cristianos que tiene dados los sacramentos y que anda caminando todavía. Tengo dada inclusive la extremaunción.
Ivana: Dios te quiere acá en la Tierra
Cacho: Hablando con el Padre Pablo que vino a darme la extremaunción me dijo: ‘Tata Dios no hay forma que se olvide de la gente como vos, es más son sus preferidos la gente que le da alegría a la gente porque son instrumentos de El acá. Confiá’.
Y bueno me quedé tranquilo y pensé: bueno que Dios disponga, yo estoy listo. Me gustaría vivir un poco más porque me faltan cosas para disfrutar.
Voy a tener mi octavo nieto en estos días. He visto crecer a mis niños, he visto que mis niños se han convertido en padres, excelentes padres y buenas personas. Tengo amigos de la infancia y me gustaría seguir disfrutandolos y para eso también tengo que cuidarme y preservarme y en eso estamos, para tener una vida tranquila, una vida en paz. Y devolver un poco de todo lo que ha dado la gente.
Una tranquilidad que tengo para la gente que viene, que paga su entrada para verme, es que siempre usé ese dinero para el bien. No tengo vicios gracias a Dios, no malgasté ese dinero. Lo gasté en mi casa, en buena alimentación, en educación, en viajar y les enseñé a mis niños que inviertan en viajes. Viajar no te lo quita nadie, te pueden cuerear pero no te lo van a quitar. En lo viajes se crece, porque conocer te hace crecer y tuve la suerte de conocer todo mi país, de punta a punta.
Entrevista: Ivana Ferrucci
Fotografía: Edgard Van Vazquez