Anoche en el Kempes, con un muy buen marco de público, teniendo en cuenta el día y la hora en que se disputó el encuentro, Talleres dejó pasar una buena oportunidad para recuperarse de la derrota que sufrió en Avellaneda ante Independiente, y de comenzar con el pie derecho el campeonato, ya lleva dos derrotas al hilo.

Una derrota que duele porque comenzó perdiendo desde los vestuarios, si, tan sólo 26 segundos demoró Newell´s para ponerse al frente en el marcador.

Duele porque tuvo en muchas oportunidades para empatarlo, pero la mala puntería y las buenas intervenciones del golero rosarino se lo impidieron.

Duele porque se tuvo que ver obligado a jugar con un jugador menos todo el segundo tiempo producto de una infantil jugada de Rafa Pérez, que con una violencia que la jugada no necesitaba, le metió un codazo al rival y el árbitro no dudo en mostrarle la tarjeta roja.

Duele porque ante toda la adversidad de tener el marcador en contra y contar con un jugador menos, el rival no supo definirlo y dejó a Talleres al filo de un empate que hubiera merecido, incluso Guido Herrera tapó un penal a los 36 de la segunda etapa.

Duele porque la gente, como siempre, acompañó, alentó y hasta el final intentó ser la llave motivacional que el equipo necesitaba para poder sacar con bien el resultado, pero no se pudo.

El sábado tendrá una nueva oportunidad cuando visité a Arsenal de Sarandí, y después se vendrá al cruce por Copa Argentina, ante Chaco For Ever en Salta.

Ahhh, el choque frente a Colón, por los octavos de la Copa Libertadores de América esta a la vuelta de la esquina.