Finalmente se hizo justicia, no le hubiera quedado bien al marcador que Colón se llevara todo del Kempes.

Talleres hizo el gasto, tuvo las chances, manejó la pelota, pero careció de profundidad, y también equivocó las decisiones cuando se acercaba al área rival.

Los centros nunca llegaban a la posición del mejor ubicado para recibirlo, se corrió mucho y se pensó muy poco, y conforme iban pasando los minutos, se iba frustrando y con esa actitud le regaló metros al rival.

Colón fue apático, aburrido, un equipo sin intenciones de atacar, con una sola misión, defenderse y salir de contragolpe.

Pero Talleres se equivocaba tanto en el área rival como en la suya, y en dos ocasiones puso en peligro su arco, incluso en una, Guido Herrera salvó con su cara lo que hubiera sido el 1 a 0 al término de la primera etapa.

Siempre dio la sensación que una clara que tuviera Colón y la mandaba adentro, y eso ocurrió cuando el recién ingresado Pulga Rodríguez metió un centro exquisito al corazón del área, para que Ramón Wanchope Ávila decretara de cabeza la ventaja parcial.

Pareció que se venía la noche, pero el ingreso de los refuerzos, le cambió la cara al equipo.

Alan Franco y Ortegoza, mas las muy buenas intervenciones de Pizzini por la derecha del ataque le dieron frescura a las intenciones albiazules.

Y tanto fue el cántaro a la fuente, que en otro exquisito centro por parte de Enzo Díaz, el ecuatoriano Franco puso justicia en el marcador.

Después de tantas dudas, estos jugadores le dieron una esperanza al hincha para la revancha del próximo 6 de julio en el Cementerio de los Elefantes.

Es que se acoplaron muy bien al equipo, no pareció que debutaban, y no incluimos en el análisis a Fabio Álvarez porque tuvo menos minutos que sus compañeros, pero también mostró cosas interesantes.

Fue 1 a 1, pareció poco, pero pudo ser nada. Veremos que es lo que pasa dentro de unos días en Santa Fe.