Diciembre 2024
Previous slide
Next slide
PROD. IVANA FERRUCCI - Luces Led_500x500
Previous slide
Next slide

Celeste Carballo: cuatro décadas de canciones eternizadas en 16 discos

Quienes crecimos escuchando a Celeste Carballo tenemos la sensación de que estamos por cumplir años: 40 años de música.

Porque en aquel 1982 en el que salió “Me vuelvo cada día más loca”, esta artista hacía nacer en nuestros corazones la pasión por el rock nacional.

Algunas aun éramos niñas, jugábamos con escobitas y palitas que nos regalaban dando por hecho que nos gustaba, y al ver la foto de contratapa de aquel álbum, entendimos que más que escobillones, queríamos guitarras. Y cuando las canciones de ese disco empezaron a sonar, muchos y muchas entendimos algo más: esa voz nos invitaba a entrar a un universo.

Y entramos

Cuatro décadas en 16 discos

No para todos era una novedad esta artista y sus canciones. Celeste llevaba ya varios años tocando en escenarios de distintos pubs porteños, primero en el Auditorio Kraft (en Florida al 600), más tarde en el boliche “858”, de Córdoba y Esmeralda, o en Tramps, o como invitada en un show de Patricio Rey y los Redonditos de Ricota, o en Jazz & Pop (en San Telmo), donde durante varios meses el público se maravilló con muchas de las canciones que pronto reuniría en su primer disco.

En todos los casos, en cada irrupción o presentación de Celeste en un escenario, antes de este 1982, así como durante los años venideros, y en la actualidad, el impacto sería el mismo: la certeza absoluta de estar frente a una estrella de rock. En el mejor sentido de la palabra estrella. En el mejor sentido de la palabra rock.

Con “Me vuelvo cada día más loca” debutaba entonces Celeste Carballo discográficamente, y algunas personas debutábamos como público. Efectivamente se abrían espacios en el medio de la selva, y eran las voces de una generación las que también se escuchaban junto a la de Celeste. 

Estamos en el primer Obras de Celeste, es el año 1983, y allí adelanta algunas canciones de su segundo disco: “Mi voz renacerá”. La voz de un pueblo entero también iba a renacer: se estaba terminando la etapa más oscura de la historia de nuestro país, y el siguiente disco de Celeste lo escucharíamos en democracia.

“Celeste y La Generación” era su título, y con él entrábamos al universo del punk desde el cono sur: “Sobre los pueblos más ricos/ caen con fuerza las cortes/los dueños de la tierra matan al que la siembra. / Pero nunca pudieron tapar la mirada, ni la voz del poeta/Neruda, Pedroni, Martí, Víctor Jara/ Guillén, Alfonsina, Cortázar”/ cantaba Celeste, en el tema “Los poetas de Latinoamérica”.

Y en “Seré Judía” expresaba: “Me están persiguiendo los nazis/¿Qué pasa?/ ¿Seré judía?/ Me están arruinando los yanquis/ ¿Qué pasa?/¿Seré latina?/ Inglaterra me mira de lado/¡Socorro!/ ¿Seré argentina?…”

a libertad artística de Celeste Carballo sigue desparramándose en infinitas direcciones, ahora en dúo con Sandra Mihanovich, donde el rock, el blues y la balada se unen de forma poderosa en estas dos voces. Graban juntas “Somos mucho más que dos”, y claro que lo eran. El título del álbum es una frase de “Te quiero”, poema escrito por Mario Benedetti y musicalizado por Alberto Favero que rápidamente escuchamos en las radios de todo el país.

De esa canción saldrá el nombre de la segunda publicación lésbica que se iba a conocer en nuestro país antes que terminen los años 80: la revista “Codo a Codo”, surgida del Grupo Autogestivo de Lesbianas (GAL).

Así recuerda el nacimiento de la revista Ana Rubiolo, una de las coordinadoras de la publicación: “Habíamos ido a un recital de Sandra Mihanovich y Celeste Carballo con algunas de las chicas del grupo junto a otras más. Seríamos unas quince. Celeste, en ese momento no ocultaba su vínculo con Sandra y pasaba una potencia política importante de visibilidad que nos empujó a hacer la revista. El nombre claramente lo sacamos del poema «Te quiero», de Mario Benedetti, que cantaban Sandra y Celeste y que para nosotras remarcaba el sentido político del codo a codo por la calle siendo mucho más que dos, saliendo a la luz, haciéndonos visibles”.

El amor siguió siendo visibilizado en el segundo y último álbum del dúo, “Mujer contra mujer”.

En “Celeste en Buenos Aires”, un EP de cuatro canciones, Carballo le pone música a “Queja”, un poema de Alfonsina Storni (a quien le dedicará su canción “Alfonsina volvé a nacer” algunos discos más tarde) y nos sorprende con la bellísima versión tecno de “Yo no te pido” de Pablo Milanés.

Esas canciones junto con “Tu amor es Lila” y “La otra orilla”, serán parte del LP del año 1993, el imbatible “Chocolate Inglés”. ¿Acaso existe el ser humano capaz de resistirse al ritmo de “El chino”? ¿O quien no sienta que se le estruja el corazón escuchando “Chocolate inglés”?

Quienes hayan tenido la suerte de estar presentes lo recordarán: “Live at The Roxy” se grabó entre el 94 y 95 en The Roxy Bs. As. durante los shows «Homenaje a Janis Joplin» «Celeste Carballo Rock y Blues» «Acústico», con temas propios como “Los árboles prohibidos” y “No me voy a olvidar” y maravillosas versiones de locales y extranjeros como “¡Qué miseria!”, de la Mississippi,  y la gloriosa (y a capela) «Mercedes Benz», de Janis Joplin.

Y habrá más: en “Celesteacústica”, Celeste versiona temas clásicos de su repertorio en formato acústico: abre con “Me voy al oeste” una versión del clásico “Querido Coronel Pringles”, que va por otra ruta, la 7, cantando bajito se va al oeste y nos llega al alma, otra vez. Hacia el final del disco Celeste interpreta “Confío”, versión de la clásica «Desconfío», de Pappo, la contracara del desaliento: “Pero, aquí estoy, tan bien en la vida que no me voy”. Y ahí estábamos, con ella, cantando a viva voz que todavía teníamos mucho amor para dar y no nos íbamos nada.

En “Celesteacusticados!” (2004), abre el disco “Es la vida que me alcanza” que suena ahora en clave rock latino y que convive con versiones de rock argentino y bellezas como la chacarera «Cuando seamos del amor», compuesta junto a Cuti Carabajal, o el tango «Buenos Aires no tiene la culpa», de José Colángelo.

Cuando salió “Tercer infinito”, en 1998, Celeste contó en una entrevista que en los ’90 había viajado varias veces a Estados Unidos, trabajó haciendo la música de algunas películas, y conoció mucha gente desarrollando sus propias producciones. Eso le disparó la idea de lanzar su primera producción independiente. Un disco con folk, mucho blues y canciones como “Entendemos”, que nos explica algo fácil de apreciar en este disco: “Dicen que tenemos/ un idioma particular/ porque nosotros/ entendemos el blues, el blues”.

¡Y vaya si lo entenderá ella! Cuando escuchamos su canción “Para salir de Devoto”, un manual de instrucciones en clave de blues para salir del atolladero en colectivo o en tren, imposible no imaginarnos nuestra propia ruta 66.

La libertad artística de Celeste sigue expresándose en otras sonoridades: en el caso del álbum “Celos” (2008), es el tango. Aquí, nos lleva por versiones de clásicos como “Vuelvo al sur” o “Fuimos”, y composiciones propias como “Tiempo de blues” y “Camino real”. El disco le valió el Premio Gardel al Mejor Álbum Femenino de Tango, y a nosotros, sus seguidores, una puerta al infinito de la música ciudadana.

Celeste también nos interpeló con su lucha por la ecología en el disco “Mujer de piedra” (2011). Todo surgió por una estatua que puso en el parque de su casa. Ahí empezó a escribir las canciones para esa Madre Tierra. Atravesada por esta causa, Celeste salía a diario a explicarles a sus vecinos cuál debía ser el tratamiento de la basura. Logró convencerlos de pasar la administración de los residuos de manos privadas a municipales. Incluso, durante seis meses, Celeste se vistió con trajes hechos con bolsas de residuos, como otra manera de despertar nuestras conciencias.

Con “Se vuelve cada día más loca…por amor al blues” (2016) Celeste logra recuperar el dominio de sus discos para distribuirlos de manera independiente en distintos espacios digitales, y une grandes clásicos con temas nuevos. Continuando en esa misma línea, reedita en 2021 “Celesteacústica (veinteaniversario)” y le suma material nuevo con versiones de “Rezo por vos”, “Que sea rock”, y “Mi elemento”.

Las canciones de Celeste nunca quedan ancladas a un tiempo y espacio determinados, nunca son pasado, sino, continuo presente: “Qué suerte que viniste”, canción que le compone a su padre, va mutando de su versión original del primer disco en su tránsito por los discos “Celesteacusticados”, “Celos” y “Se vuelve cada día más loca…por amor al blues”.

Así, Celeste, con sus canciones, entra y sale de los géneros sin golpear la puerta, habitante de esa casa musical que la alberga. También, versiona clásicos del rock como “Sucio gas”, de Ratones Paranoicos, “Hablando a tu corazón”, de Charly García, “Agua”, de los Piojos, o “Paloma”, de Andrés Calamaro, entre tantos otros, además de componer chacareras, sambas, tangos, blues, folk y baladas.

Música, en definitiva.

Cuando este 24 de septiembre Celeste Carballo se presente en el ND Teatro para festejar 40 años de música, quienes crecimos escuchándola estaremos también festejando que sus canciones hayan sido la banda de sonido de nuestras vidas. 

 

Comparte la noticia

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Email
Telegram
Previous slide
Next slide
Previous slide
Next slide
Previous slide
Next slide
Previous slide
Next slide