


Fazenda de la esperanza, un lugar donde las adicciones y las depresiones se curan con la palabra de Dios
A pocos kilómetros de la localidad de Deán Funes, se encuentra Fazenda de la esperanza, un lugar que permite que las personas que pasan por depresiones y/o adicciones, tengan un refugio y una contención especial para poder recuperarse.
Ivana Ferrucci estuvo con Diego Juncos, server de Fazenda que esto nos decía acerca de este hermoso emprendimiento: «Fazenda significa granja en portugués, y es una granja de recuperación, acá vienen chicos con problemas de drogas, alcohol, depresión, y se trabaja en base a tres pilares, espiritualidad, trabajo y convivencia, eso hace que la persona se encuentre con sigo mismo y a partir de allí, encuentre la razón de ser y de vivir.»
Este método de ayuda no nació aquí en Argentina, sino que tuvo su creación en Brasil, de ahí el nombre, y lo crearon el fray alemán Hans Stapel y un brasilero llamado Nelson Giovanelli en 1983.
Y fue tan importante y tan grande la implicancia que tuvo en las personas que pudieron recuperarse, que se expandió a todo el mundo, estando hoy en día en 20 países.
Al respecto esto nos decía Diego: «Fazenda se ha expandido a los 5 continentes en mas de 150 centros de rehabilitación, en Argentina tenemos aproximadamente 8 y el de aquí, Fazenda de la canteras en Deán Funes, es la madre de todo el cono sur.»
A nivel nacional hay Fazendas en La Rioja, Tucumán y en Salta, y a nivel provincial, además de el de Deán Funes, está el de Morrison, y hay dos mas que son para mujeres, uno en Providencia y otro en Quilino.
Específicamente del Fazenda que funciona en Deán Funes, el lugar puede albergar alrededor de 100 personas y allí realizan determinadas tareas, Diego nos explica: «Un día común y corriente es levantarse, tener un contacto con la palabra de Dios o con un rosario, a partir de ahí se hacen trabajos en huertas, se hacen trabajos con animales, en talleres y demás, y se convive en distintas casas, a cada uno se le asigna una tarea en particular, se vive aquí en un proceso que dura mas o menos un año, y comienza aquí pero que en realidad no termina acá, sino que continúa en la vida, en el desafío afuera.»
Diego Juncos tiene una historia muy particular con este lugar y así nos lo contaba: «Yo estuve internado en el período de pandemia, por un problema de depresión, donde había bajado mi expectativa de vida, me estaba matando en vida, dedicándome al alcohol y decidí buscar de nuevo las razones que me dieran motivo para ser una persona feliz, y Dios, a través de la obra de Fazenda, me ayudó a descubrir la razón de mi ser.»
Este proceso es fundamental acompañarlo junto a la familia, pero a la familia también se le brinda una contención especial, dado que un adicto es el emergente de una familia enferma, y cuando éste regresa al seno del hogar, si no están dadas las condiciones, el adicto vuelve a caer.
Esto nos contaba Diego con respecto a la familia: «La primera parte del proceso se da lo que se llama un «desapego», donde la persona que se interna siempre voluntariamente (aquí no viene nadie por la fuerza), y tiene que ver con alejarse de la familia, hay solamente comunicación epistolar, vía carta únicamente, pero eso permite tomar conciencia, reencontrarse con uno mismo y fundamentalmente valorar lo que tiene afuera» y concluyó «…luego de tres meses la familia los puede visitar una vez al mes, pero acá lo mas importante es que la persona que ingresa esté convencida que lo hace por si misma, porque que venga y diga en la entrevista que lo hace por la madre, que lo hace por el hermano, por el padre, por la mujer, por lo que fuere, seguramente camina al fracaso, porque si yo pongo la razón en otro, las razones de vivir se van con el otro.»
Diego como tantos otros que han pasado por este lugar, se dedican a ayudar a los que ingresan para de alguna manera retribuir toda la ayuda que allí les han brindado, y se coinvierten en lo que ellos denominan, «server.»
Por último nos explicó que es lo que necesitan, además de difundir este emprendimiento para poder llegar a la mayor cantidad de personas posible, y es la de la confección de una ley que permita que sean reconocidos como centros de rehabilitación, por más que no se utilice medicación como parte del tratamiento.
Interesantísimo el proyecto que llevan a cabo en ese bellísimo lugar, con grandes y cómodas instalaciones, en un lugar que respira aire puro por donde lo miren.
Para mas detalles, mirá la nota completa en el link de Youtube arriba.
Informe: Ivana Ferrucci
Edición: Edgar Van Vázquez
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