El trámite no era nada fácil. Había que visitar al puntero del campeonato, en un reducto muy difícil y con sus localidades abarrotadas de fanáticos del decano.

Sin embargo Talleres no se amilanó, salió a jugar el partido de igual a igual y sorprendió al puntero de tal manera que a los 34 minutos facturó a través de Pizzini.

El local era mas fuerza que futbol y todo concluyó con victoria matadora en esos primeros 45 minutos.

Ni bien comenzado el segundo tiempo, una falta inexistente fue interpretada como falta dentro del área, con el consecuente cobro de la pena máxima.

Ésta vez el famoso y bendito VAR no sugirió lo que a las claras quedaba evidenciado con cada repetición, y era que en realidad no había existido falta alguna por parte del defensor de Talleres, sin embargo, Yael Falcón Pérez lo cobró igual.

Guido Herrera ataja el penal, pero el árbitro retrotrae la jugada por adelantamiento a la hora de ejecutarse el mismo, y ahí se desató la otra polémica.

El adelantamiento existió, pero son jugadas que casi ni se cobran en el fútbol Argentino, y al ejecutarse nuevamente esta vez si se concretó el empate.

Al margen de esta polémica decisión, el empate fue justo, los dos pudieron ganar como también perder, y finalmente dieron un buen espectáculo.

Y lo más importante para el equipo cordobés fue que a estos partidos generalmente los perdía, y hoy se lo vio con temple, con personalidad, y con mas fútbol que al puntero del campeonato en su casa.

Debe rebatirlo en casa la próxima fecha cuando enfrente a Colón de Santa Fe.

Pero va por buen camino, de a poco y a base de estos buenos resultados recupera confianza como para terminar de manera mas decorosa este campeonato, y sobre todo, el desafío de seguir avanzando en Copa Argentina, cuando a estas horas ya se sabe que su rival en cuartos será nada mas y nada menos que Independiente.