Marcela Citterio es escritoria, guionista y ahora dueña de una editorial. Su pluma está en todos los éxitos de la televisión argentina y también del exterior.  Patito feo, Amor en custodia y Heidi, bienvenida a casa, son algunos de sus grandes éxitos. Escribió para Telemundo, TV Azteca, RCN y Nickelodeon, y ahora lo hace para Netflix.
 También es una mujer bien plantada, que se reinventa, que aprende, y que viene a patear el tablero de las historias de amor en las que la mujer tiene que ser princesa y esperar el príncipe que las rescate.
Ivana Ferrucci dialogó con Marcela Citterio cuyo libro La chica que no quería ser princesa ya está en todas las librerías del país.
Ivana Ferrucci: ¿Cómo decidiste empezar con este proyecto?
Marcela Citterio: Empezar a esta altura con algo que sale de la zona de confort de uno es fuerte.
Ivana Ferrucci: ¿Qué te llevó a decidir salir de  esa zona de confort?
Marcela Citterio: A raíz de que  mi hija de 16 años (Chiara Francia) autopublicó su primer libro (Casi Amor), y tuvo hasta 80 mil vistas y la gente le comentaba. Y yo pensé qué lindo esto y qué lindo vínculo con la gente como escritor y no lo había pensado antes, a pesar de que siempre me gustó el vínculo con la gente cuando uno hacía sus novelas, o cuando hacías mis novelas en mi país. Cuando hacía novelas en el exterior a raíz de las redes uno aprende a conocer mucho lo que piensa la gente. Esto me gustó mucho y vi que había una posibilidad muy grande de encontrar talentos como el de Chiara y de poder salir a mostrarlos al mundo e inclusive con historias mías que hayan quedado y no tuvieron el momento indicado para que las compren, así que dije es un gran momento para una editorial y fue justo antes de la pandemia y en la pandemia lo empecé a realizar y encontrar a una editora que es maravillosa y venía con toda esa parte de la literatura y que es Verónica Chamorro y que es como lo mío en lo audiovisual y me dije: qué buena unión esta y qué bueno porque se va a necesitar mucho contenido, mucho para sostener tantas plataformas.
Ivana Ferrucci: Contame sobre tu libro, de qué trata la historia.
Marcela Citterio: El título es La chica que no quería ser princesa, es el primero de una saga donde la protanogista se llama Aurora, tiene nombre de princesa pero no quiere serlo, porque se considera una guerrera y tiene cuatro hermanos y va a trabajar como camarera a la zona VIP al autódromo de Ciudad de Buenos Aires en donde se hace un homenaje para Fangio y viene toda la Fórmula 1. Entonces a ella le encantan los autos, la mecánica de los autos y en la historia ella conoce a uno de los corredores sin saber que es un príncipe que además es corredor de Fórmula 1 y él por una apuesta con el padre se va a quedar en Buenos Aires sin decir que es el príncipe, ocultando su identidad . Y bueno ahí nace una historia donde el conflicto está donde quizás lo que para nuestra generación era bueno, las princesas y que venga un príncipe y te rescate y todo eso, ya no es así, es justamente luchar contra algo que en la educación era algo maravilloso.
Ivana Ferrucci: ¿Y esa historia tiene algo de verídico?
Marcela Citterio: Tiene algunas cosas que pueden ser verídicas pero no viene de una historia super real, algunas cositas sí.
Ivana Ferrucci: Claramente apuntado a un público pre adolescente y adolescente
Marcela Citterio: No, a un público juvenil y adulto te diría yo. Porque tiene escenas fuertes y tiene algunos planteamientos que son muy bonitos de leer.
Ivana Ferrucci: Leer esta historia nos hace repensar todo entonces
Marcela Citterio: Yo creo que sí porque en realidad en la vida nos está pasando, porque lo que nos enseñaron y la educación que tuvimos va en contra hoy de nuestros derechos. Nosotras para volver y repensarnos tenemos que ir en contra de lo que nos educaron. No es fácil, es un proceso y es maravilloso.
Ivana Ferrucci: ¿A partir de cuándo se puede conseguir en las librerías?
Marcela Citterio: ya está en todas las librerías más importantes del país, estará también dentro de poco en e-book, también estará en inglés. La idea es que no nos pongamos límites al mundo, que todos lo puedan leer.