El psicólogo Diego Cerquatti advierte que la pasión futbolera de los argentinos puede ser un "arma de doble filo"
En estos días en modo Mundial desde el intendente de la comuna más pequeña del país hasta el presidente de la República, sólo esperan una cosa: que Argentina gane para mejorar el humor social, más en diciembre con todo lo que históricamente significa este mes para los argentinos.
Ivana Ferrucci dialogó con el psicólogo Diego Cerquatti (MP 7045) quien trazó un panorama sobre cómo el fútbol afecta el humor de los argentinos y por qué al ser un hecho que trasciende lo deportivo reaviva lo mejor y sobre todo lo peor de nosotros.
Ivana Ferrucci: ¿Por qué el fútbol tiene tanto impacto positivo en la sociedad argentina?
Diego Cerquatti: Supongo que es porque somos un país muy futbolero. Si bien a fines del siglo 19 y principios del 20 fuimos una potencia a nivel mundial en educación, en economía y en política, desde hace más de medio siglo somos un país subdesarrollado o tercermundista que está en el fondo de todas las tablas, con un par de honrosas excepciones como puede ser un médico o un científico o un artista. Argentina es un país casi que menospreciado en el mundo.
Una de estas honrosas excepciones es el fútbol. Argentina ahí sí es potencia mundial desde el primer Mundial de 1930 que Argentina fue finalista, hasta que logró cumplir su sueño en 1978 conquistando su primer campeonato y ahí nomás cerquita en 1986 el segundo. Además de tener el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos que fue Maradona y al mejor del mundo actual.
El fútbol es como una gran bocanada de aire fresco que nos vuelve a situar entre las principales potencias del mundo, nos sentimos grandes de nuevo y por eso es el impacto positivo.
Ivana Ferrucci: ¿El argentino cree que el fútbol nos salva como sociedad?
Diego Cerquatti: Yo creo que como sociedad el fútbol no nos salva. Décadas atrás sí, pero hoy con los graves problemas que tenemos sociales y económicos creo que no, es simplemente una bocanada de aire fresco para renovar el aíre y seguir.
Ivana Ferrucci: ¿Por que nos ponemos tan patriotas con un Mundial y por ejemplo y no tantoí con una fecha Patria?
Diego Cerquatti: No sé si tengo una respuesta a esta pregunta, pero podemos conjeturar un poco. Quizá tiene que ver con que el argentino no es tan adepto a sus raíces patrias, por esto mismo que somos este crisol de razas o de etnias mejor dicho. Muchos incluso hoy arrastran costumbres de origen italiano o español, polaco, como que no hay en ese sentido un identitario nacional tan claro. En cambio en el fútbol al ser algo más contemporáneo, sumado a lo que decíamos recién que somos potencia o referente, pareciera pegar más en la identidad del argentino.
Ivana Ferrucci: Cuando el resultado no se da. ¿Que pasa con la frustración?
Diego Cerquatti: Bueno, acá está uno de los serios problemas que tenemos como sociedad y no hablo solo del Mundial, hablo de lo que pasa en las canchas del país, de la violencia en el fútbol. El argentino es una persona muy vapuleada por las crisis sociales, políticas y sobre todo económicas que nos tienen a maltraer hace varias décadas. El argentino se volvió un sobreviviente ante tanas debacles económicas y sociales y sumado a eso, en los últimos años, te diría que un poco más de una década se reabrió la herida que parecía haber sido cerrada en 1983 con el advenimiento de la democracia, la famosa grieta. Todo eso hace del argentino una persona muy frustrada y enojada que ante cualquier excusa saca toda su bronca y frustración afuera. Pareciera estar esperando una excusa para sacar su dolor y el fútbol que es algo tan importante para los argentinos es un arma de doble filo: cuando nos va bien es un elixir que nutre momentáneamente el alma, pero cuando nos va mal, puede ser la excusa perfecta para sacar toda esa frustración y dolor.