"La salud mental tiene que estar en todas las políticas", aseguraron especialistas en foro de DDHH
La ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, aseguró que «la salud mental tiene que estar en todas las políticas», al disertar junto a otros especialistas en el 3º Foro Mundial de Derechos Humanos en el Centro Cultural Kirchner, quienes alertaron que la pandemia y otras crisis actuales incrementaron la incertidumbre en la sociedad y eso profundizó los padecimientos psíquicos de las personas.
«La sociedad está en un momento difícil, con mucha incertidumbre, es muy difícil tener bienestar y no tener padecimientos de salud mental de distinta magnitud en este contexto pero si pensamos en cómo solucionarlo, con empatía, constancia y templanza, podemos transformarlo en algo positivo para tirar todos para un mismo lado», aseguró hoy Vizzotti al encabezar una charla sobre Derechos Humanos y Salud Mental en el foro que comenzó el lunes y se extenderá hasta el viernes en el CCK.
«La salud mental tiene que estar en todas las políticas. Tenemos una salud fragmentada con los distintos niveles nacional, provincial y municipal; pública y privada, lo que hay que hacer no depende solo de un gobierno nacional», explicó la titular de la cartera sanitaria y confirmó que Buenos Aires será la sede de la 5º Cumbre Mundial de Salud Mental el 5 y 6 de octubre.
Vizzotti se mostró «optimista» sobre los avances en las políticas de salud mental, y destacó la sanción de la Ley Nacional de Salud Mental en 2010, y aseguró que hay que trabajar en la educación sobre esta temática.
«Se vive el estigma y la discriminación desde una persona que está institucionalizada hasta alguien que tiene un padecimiento de salud mental, y eso se combate con educación. Hay que diversificar la atención de la salud mental, no es sólo ir a un profesional o una institución, sino que hay que trabajarla en todos los niveles», aseguró la ministra.
«En nuestra ley de Salud Mental se habla de la perspectiva de derechos humanos, de género, de una mirada federal, de la mirada centrada en la persona y de un abordaje integral de salud mental. Es una ley que es bandera y que tiene más de 10 años. No está implementada de forma completa, hay que hacer un trabajo muy grande», aseveró.
De la charla también participó la directora del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Dévora Kestel, quien aseguró que «la salud mental nos atraviesa a todos y posibilita la interacción con el resto de la sociedad».
Kestel alertó que sólo el 2% del presupuesto en salud se destina a estas problemáticas en el mundo por lo que «se ve una limitación de los derechos».
«La respuesta que ha dado el sistema de salud fueron los hospitales psiquiátricos. Tenemos que sacar a las personas del encierro para superar la estigmatización. Hay que dejar de ver a las personas con problemas de salud mental como una carga, sino como sujetos activos de la sociedad», aseveró la funcionaria de la OMS y llamó a «reformar la red de servicios que atienden a las personas con estas problemáticas».
«La salud mental tiene que estar integrada a la atención primaria en todos los servicios, no debe estar separada para promover el aislamiento. Los servicios de salud mental específicos tienen que hacer foco en la comunidad y los sectores que están por fuera de la salud, como el ámbito social, laboral o educativo, tienen que tener un rol activo para poder avanzar en este tema», afirmó.
El Foro Mundial de Derechos Humanos es un espacio de debate público sobre los Derechos Humanos en el mundo, los principales avances y desafíos centrados en el respeto a las diferencias, la participación social, la reducción de las desigualdades, promoviendo la equidad e inclusión social.
En su primera edición en 2013, en Brasil, participaron 74 países y más de 700 instituciones. Hubo 369 actividades temáticas y 127 programas culturales, entre otras acciones.
En 2014, el foro se realizó en Marruecos y contó con la presencia de representantes de 95 países y la participación de más de 750 organizaciones
Por último, en el panel se habló del impacto que la pandemia y otras crisis actuales tienen en la salud mental, donde el antropólogo Alejandro Grimson sostuvo que se incrementó la «incertidumbre» en la sociedad y eso profundizó los padecimientos psíquicos de las personas.
«Muchos creerán que soy pesimista, pero soy realista en un momento muy malo de la humanidad. Los contextos sociales afectan la salud mental de las personas. Tuvimos la Covid con una paradoja central donde el cuidado requería del aislamiento y de la convivencia intensa. Cuidarse era tomar distancia del otro cuando en general la salud mental implica poder interactuar con otros», explicó Grimson, y enumeró que «la guerra, la inflación, el cambio climático con la sequía y los bancos fundidos en Estados Unidos» se sumaron a la problemática.
«La pandemia y las crisis posteriores son una experiencia social traumática, dejaron una huella en la subjetividad colectiva, y no es una huella fácilmente reversible, vamos a tener que hacer acciones para procesar», aseguró el investigador.
El autor mencionó que hubo cuatro de estos fenómenos en la sociedad argentina: el terrorismo de Estado de la última dictadura cívico-militar, la guerra de Malvinas, la hiperinflación y la crisis del 2001.
«La pandemia es incertidumbre. Los seres humanos siempre tratamos de construir certidumbre, es básico de la vida humana. El problema colectivo es que las personas empiezan a buscar desesperadamente la certidumbre y lo hacen a través de la conversión de opciones políticas en alternativas religiosas o fanáticas. El incremento de la polarización en el planeta es resultado de la búsqueda de la reducción de la incertidumbre», concluyó Grimson.