FEBRERO 2025

Débora Loza: "Feliz Día del Periodista…¿y si te incluís posando en bikini?”

 

Por Débora Loza

Al recibir mi título en el salón de la Universidad Nacional de Córdoba juré ser la voz de quienes no tienen voz, y hoy quienes no tenemos voz somos nosotros los periodistas

Más allá de las certificaciones, periodista se nace. El periodista nunca agota su curiosidad, busca la verdad y necesita contarla, expone a los poderosos cuando abusan de esa condición, no anhela el estrellato sino que es un servidor público e incorruptible. 

Periodista no es cualquiera y hoy en las redacciones ganan lugar los impostores: telefonistas, administrativos, “amigos de” y estudiantes poco calificados. Bastardean la profesión. Y nosotros los periodistas nos callamos.

Los impostores prescinden de la ortografía, a veces no pueden elaborar una simple oración (en castellano), carecen de “olfato” para la noticia, no saben qué es una cuasimoneda o un eufemismo. Son sinvergüenzas. Y nosotros los periodistas nos callamos.

A los impostores no los sonroja desconocer a Albert Einstein y Marlyn Monroe, la “Coca” Sarli y Ricardo Fort, y pueden ignorar a Fernando de la Rúa, Carlitos Balá, Luciano Pavarotti, Isabel Pantoja o Tini. Para los impostores Casablanca es una película, una ciudad de Marruecos, la sede del gobierno de Estados Unidos o una casa pintada de blanco, da igual. Son irresponsables. Y nosotros los periodistas nos callamos.

Hay impostores que usan el poder (y los recursos) de un medio de comunicación para cumplir deseos de juventud como entrevistar a su ídolo (suyo y de nadie más), tomarse fotos en las Islas Malvinas o conocer al Papa. No son dignos. Y nosotros los periodistas nos callamos.

 

El periodista aparta su ego para darle protagonismo y micrófono a las víctimas de Cromañón, al papá de un niño con “huesos de cristal” que necesita un tratamiento médico, al Presidente de la Nación o a Lionel Messi. Del periodista no conocemos su vida privada, sus gustos personales y a veces ni su cara.

Sin embargo, hoy quienes no tenemos voz y traicionamos nuestro juramento somos los periodistas. ¿En qué medio de comunicación se habla del salario de pobreza e indigencia de los trabajadores de prensa? 

¿Qué “periodista estrella y millonario” informa sobre la paritaria de prensa en su ciudad? ¿Cuál de ellos empatiza con sus colegas que pagan el supermercado en cuotas? ¿Están tan ocupados en cuidar sus “kioscos”, alabar a un gobierno, o en publicitar marcas de detergente en sus redes? ¿Reciben “sobres”? A veces, ni hace falta.

¿No sienten vergüenza los jefes que piden a sus periodistas que trabajen más por el mismo pago? “Son cuatro parrafitos”, “es sólo enviar una fotito ¿y si te incluís posando en bikini?”, argumentan los impostores. 

Peor aún, ¿por qué permitimos que se nos siga ofreciendo trabajar gratis o vender publicidad a cambio de firmar una nota o salir un rato al aire?

¿Qué diría hoy Mariano Moreno, integrante de la Primera Junta de Gobierno surgida el 25 de mayo de 1810 y a quien le debemos este día? A poco de la Revolución, el 7 de junio Moreno fundó y dirigió la Gazeta de Buenos Ayres, el periódico oficial.

También promulgó un decreto de libertad de prensa: se podía publicar cualquier cosa que no ofendiera la moral pública, ni atacara a la Revolución ni al gobierno.

Moreno murió en extrañas circunstancias en alta mar el 4 de marzo de 1811. Sus últimas palabras fueron: “Viva la Patria, aunque yo perezca”.

Feliz Día, don Mariano, y perdón, no lo merecemos.

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