“La bohème” elevó al infinito los estándares de calidad en el Libertador: felicidad y desafío
Por Luisa Heredia
Entretenimientos Córdoba concurrió a la segunda función de la ópera La bohème que tuvo lugar el domingo 22 a las 20 hs en el Teatro del Libertador de la ciudad de Córdoba.
En el año Puccini hacer una ópera era un desafío enorme para la actual gestión del Libertador en cabeza de Maximiliano Olocco. Ahora con los resultados a la vista, podemos ver claramente que la puesta de La bohème siempre estuvo soñada así en la cabeza de Olocco , y existe una persona en Córdoba que podía hacer ese sueño realidad: Cristina Gómez Comin.
Gómez Comini fue recientemente reconocida, en votación unánime en la Legislatura de Córdoba, como personaliad destacada de la cultura de Córdoba. Treinta años en el ámbito independiente con su agrupación Danza Viva y también con sus pasos por la función pública (Directora del Ballet Oficial y del Seminario de Danzas) no son pocas experiencias para poder transformar una ópera en un verdadero espectáculo de nivel internacional.
Su formación en la danza, la dramaturgia y su forma de entender la disciplina del arte fueron puestos al servicio de La bohème y el resultado fue maravilloso. Por supuesto que la mano del director de la Orquesta Sinfónica de Córdoba , JongWhi Vakh a cargo de la dirección musical y Camilo Santostefano director del Coro Polifónico de Córdoba , también fueron determinantes para agotar en horas cinco funciones.
El domingo mientras esperábamos el ingreso a la sala, en la boletería se agolpaba gente rogando por entradas, incluso personas que decían “vinimos de otra provincia”, porque esta Boheme trascendió los límites de Córdoba.
Entre el público había ancianos, niños, jóvenes y hasta un grupo de 10 padres y novicios escolapios con sus largas sotanas, que pertenecen al Colegio Santo Tomás.
Para los habitués al Libertador ver la sala llena, llena, llena sólo se recuerda en las funciones de Julio Bocca en los 90 o Maximiliano Guerra en la misma época. Por supuesto que siempre las propuestas del Libertador atraen a muchos cordobeses, pero ese lleno total, sintiendo que el teatro se venía abajo en cada aplauso, sólo es comparable con la época ya citada.
La bohème es una ópera en cuatro actos con un despliegue de voces y coros enorme. Otro acierto fue el programa de mano impreso. Un detalle que se tiene que repetir para el resto de la programación de los elencos estables. El programa de mano es un recuerdo y un halago a los protagonistas de la escena.
Además en esta versión se sumó el Circo Da Vinci que fue la frutilla del postre en esa rocambolesca escena en el cabaret Momus. Ese solo cuadro vale toda la ópera, porque Gómez Comini lo resolvió de manera magistral. Los niños cantores del Zípoli de corta edad se desenvolvieron de manera impecable, los protagonistas por supuesto y el resto de los figurantes no de relleno sino en acting permanente. Todos sabían qué hacer exactamente. Estamos hablando de más de 50 personas en escena, y no había absolutamente nadie que no supiera qué gesto, que cara, que paso o que nota cantar.
Por supuesto que salir de esa gloria visual, de esa maestría escénica para el tercer y cuarto acto demandan a los cantantes volver a la profundidad del texto y la escena otra vez protagonista.
La caída de la nieve acentuándose cuando el drama llegaba al climax fue una obra maestra. Esa “nieve” caía por el aire y la hondura de la trama realmente tocaron las fibras más sensibles del alma, fue conmovedor.
Para el final las lágrimas nos habían ganado a varios de los presentes, por el texto, por las voces, por la actuación, porque en Córdoba estábamos asistiendo a un espectáculo internacional que elevó al infinito la vara de la excelencia. Pura felicidad, y el desafío de que las puestas, la inversión, la difusión y el trabajo artístico lleguen a estos estándares para el resto de los elencos estables.
Ficha técnica
Domingo 22 de setiembre
Mimí: Cecilia Leunda
Rodolfo : José Cura
Musetta: Alejandra Tortosa
Marcello: Federico Bildoza
Schaunard: Federico Finnochicchiaro
Colline: Leonardo Pérez
Benoit/Alcindoro: José Luis Moreno
Parpignol: Alejandro Wagner
Coro de Niños Cantores del Iseam Domingo Zipoli
Renata Becerra Calderón, Constanza Bustos Baracat, María Victoria Flores, Emma Garcés, Catalina González, Lautaro Saccone, María Paz Novillo Pagliano, Agostina Nievas, Elizabeth Pacheco Ríos, Felicitas Pauliello, Zoe Rodríguez, Jahaziel Roldán, Morella Salani, Daniela Soria Cámara, Luna Molinari.
Figurantes en escena
Juana Curado, Josefina Lindow, Carla Moreno, Tomás Mora, Marcelo Mangini, Alfredo Goso, Camilo Araya.
Circo Da Vinci
Guillermo Goffré, Marcelo Félix Cáceres, Camila Piñero, Alejandro Requena, Lisandro Barrionuevo, Nicolás Riera, Leandro “Mono” Espeche, Yamila Maleh, Christian Bottiglieri (zanquista), Antenor Aldape (bastonero)
Dirección musical: JongWhi Vakh
Puesta en escena: Cristina Gómez Comini
Diseño de Vestuario y caracterización: Ana Rojo
Diseño de escenografía y utilería: Augusto Bernhardt
Diseño de luces: Rafael Rodríguez
Asistente de puesta en escena: Candelaria Saldaño Vicente, Jorge Coria
Asistente de vestuario: Claudia Caminos
Asistente de escenografía: Eleonora Passaretti
Maestros internos: Paula Etchemendy, Vanina López, Juan Cruz Zigarán, Nahuel Camargo.
Pianistas preparadoras: Andrea Mellia, Vanina Conca
Sobretitulado: Nicolás Raspo
Programación consola de luces: Carolina Pelasa
Programación consola de maquinaria: Lucas Brasca, Camila Rosas
Realización de escenografía, vestuario y utilería: áreas técnicas del Teatro del Libertador.