Mayo 2025

De vender diarios en Constitución a ganar dos premios Tony: quién es Diego Kolankowsky y su historia de vida

No fue un día sencillo el de ayer para Diego Kolankowsky. Tampoco fácil, pero seguramente uno de los que mejores recuerdos tendrá en toda su vida. Ganador de dos premios Tony como productor del mejor musical (Maybe Happy Ending) y el mejor reestreno de musical (Sunset Blvd., sí, la mítica obra de Andrew Lloyd Weber, el creador de Evita, Cats y El Fantasma de la Opera) en la noche del domingo, este lunes lo tuvo festejando con amigos, pero también trabajando.

Es que el tipo no para. A los 51 años divide (o multiplica) su vida en Nueva York, Londres y la Argentina. No solo se dedica a la producción de musicales, sino que es dueño de radios, páginas de noticias y programas de televisión.

Pero ¿cómo llegó de trabajar en el sótano del archivo de Telefe a subirse al escenario del Radio City cuando Maybe Happy Ending y Sunset Blvd. ganaron sus premios Tony?

Tampoco fue fácil hablar con él este lunes por la tarde, luego de dialogar apenas había salido del Radio City a la medianoche del domingo. Pero como si se tratara de una máxima asociada a Kolankowsky, se pudo.

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-¿Hay algún musical u obra de teatro que siempre hayas querido producir?

-No soy de los que tienen un musical favorito para producir, porque a mí lo que me gusta es crear. Yo entiendo muy bien la diferencia de las palabras en inglés de producir y promocionar. Producir para mí es crear, y promover es hacer un show, un evento. Entonces yo siempre estoy en búsqueda de la próxima historia para crear algo. No estoy pensando en comprar derechos para contar algo que me gustó, y hacerlo, eso me parece que es promover. No es lo mismo si yo produzco a los Rolling Stones, que es hacer un show, con “Yo hago las canciones de los Rolling Stones”.

Cine con Trapero, y otro musical para 2026

-¿Cuáles son tus planes en lo inmediato en cuanto a tu rol como productor?

-Estoy trabajando con mi amigo del alma, Axel Kuschevatzky, en una película que ya filmamos en diciembre y en enero en Londres, que se llama & Sons, protagonizada por Bill Nighy, Imelda Staunton y George MacCay, dirigida por Pablo Trapero, que se va a estrenar en los próximos meses en un festival muy, muy, muy, muy, muy grande y que llega a los cines de todo el mundo en diciembre.

La nueva película de Pablo Trapero La nueva película de Pablo Trapero «que estará en un festival muy, muy, muy grande» fue producida por Kolankowsky.

Es una película hermosísima, que ahora está en edición, en posproducción, y mi próximo objetivo es terminar de cerrar las cosas con Axel para para poder presentarla. Después, tengo varios shows en el Teatro Colón que todavía no anuncié, y en Nueva York estamos trabajando para el estreno de nuestro próximo musical en la primavera de Estados Unidos, en 2026.

Por supuesto que en la diaria sigo con las producciones de estos shows (por Maybe Happy Ending y Sunset Blvd.). Estoy desarrollando una obra nueva, con un texto de un autor muy famoso, en Londres, y sigo con mis medios, mis compañías de comunicación, de marketing, de publicidad en la Argentina y en el mundo, y mis programas y cosas que tengo más relacionadas a los medios.

Vendedor de diarios, de La Matanza a Constitución

-Contame de tu infancia. ¿Cuáles son los mejores recuerdos que tenés?

-Uy, tengo unos recuerdos maravillosos de mi infancia en La Matanza, en Ramos Mejía y en Morón. En mi juventud adulta, hasta mis 20 años con una familia hermosa, intensa, con mi viejo que se fue temprano, se murió cuando yo tenía 20 años. Mi vieja que vive en Palermo, que me mandó un mensaje hermoso hoy por la mañana. Mi mamá era tucumana, mi papá era bandoneonista, yo trabajaba en el puesto de diarios de mi papá en Constitución. Soy hijo de una costurera tucumana y un diariero bandoneonista. Y tuve una infancia con mucho incentivo, hiper estimulada, con padres que me hicieron muy competitivo, que querían tener un hijo profesional y que combatieron mi parte artística.

Jeffrey Richards, Hunter Arnold y, pegado a este último, el productor argentino, en el escenario del Radio City. Foto Reuters Jeffrey Richards, Hunter Arnold y, pegado a este último, el productor argentino, en el escenario del Radio City. Foto Reuters

-¿La combatieron?

-La combatieron de movida. Querían un abogado, un contador o algo así exitoso… para ellos. Pero luego, con el periodismo, medio que se relajaron porque les parecía algo formal. Pero bueno, me pusieron esa cosa de superación de que nada alcanzaba, no alcanzaba ser campeón nacional de yudo, nunca alcanzaba nada. En el momento me di cuenta de que lo sufría y que lo transformé en algo positivo, que hoy valoro y agradezco. O tal vez que aprendí a convivir con ello, pero que me hizo ser quien soy.

Una escena de Una escena de «Maybe Happy Ending», una historia de amor entre robots, que quizá traiga a la calle Corrientes.

«Soy un éxito en fracasar en carreras universitarias»

-Provenís de una familia humilde. ¿Cómo hiciste para luego arrancar tantas carreras de estudio, y no finalizar ninguna? ¿Para qué creés que te vino bien ese aprendizaje?

-Me fue muy bien rápidamente profesionalmente en producción de noticieros en Telefe, básicamente, donde me formé y donde generé amistades para toda la vida, como la de Rodolfo Barili. Y son amistades para toda la vida, como la de Juan Castro, que no lo tengo más en persona, pero que lo tengo en mi corazón. Y me fue muy, muy bien ahí, entonces es como que lo universitario venía detrás de lo profesional.

He estudiado una carrera, y daba charlas sobre esa carrera a la noche en la universidad, era algo muy loco. Y me pasó todo, me llegó muy temprano el éxito, con el esfuerzo, con problemas, con todo, y quedó de lado eso. Soy un éxito en fracasar en carreras universitarias.

Kolankowsky junto a su hija Ambar y un par de colaboradores, antes de ingresar al Radio City, el domingo.Kolankowsky junto a su hija Ambar y un par de colaboradores, antes de ingresar al Radio City, el domingo.

-¿Recordás alguna obra de teatro que hayas visto y te haya marcado?

-Me acuerdo de una obra que fui a ver de muy chiquito a un teatro municipal en Haedo, que era una puesta para chicos de Macbeth. Me impactó muchísimo. Tendría yo entre cinco y siete años. Y después, a mis 15 o 16 años, fui a la première de Drácula, el musical, con mi vieja, con unas entradas que me había conseguido mi hermana Diana. Y estaba sentado entre Mirtha Legrand y (Gerardo) Sofovich.

Drácula me mostró algo que no conocía, y fue hermoso. Fue hermoso porque dije “yo esto algún día lo voy a hacer”. Después, tardé como 30 años, me desvié un poco, pero finalmente llegué.

En su estudio, con afiches de sus obras, entre ellas En su estudio, con afiches de sus obras, entre ellas «Spring Awakening» y «On This Island», por la que había ganado su único Tony hasta ahora.

-Tu trayectoria laboral en la Argentina fue, y es, de lo más variada…

-Bueno, yo me inicié en Telefe Noticias, en el archivo de Telefe Noticias, que era el fondo de mar. Tuve un jefe genial que se llama Carlos Radice, y me costó un tiempo estar ahí. Yo sentía que no era quizá mi lugar. Juan Castro me dio una mano para salir del archivo, porque lo empecé a producir a él en Telefe Noticias. Cuando se enteraron, casi me echan y me pasaron a producción. Y una vez que pasé en producción fue todo muy arduo, muy difícil, toda una vida sufrida. Pero es como que encontré mi lugar y ahí se me dieron cosas muy rápido.

Creamos todo con Juan, creamos una señal de noticias que se llamaba Red de Noticias y después se vendió a América. Hice un retiro voluntario en un éxodo masivo en Telefe en el ‘98, y en el ‘99 creamos La cornisa, con Luis Majul. Y bueno, Lanata, muchos programas políticos en América. Fui gerente de Noticias de América, creé cientos de programas. Ahí gané yo particularmente seis Martín Fierros en distintas situaciones, como gerente de noticias, al mejor noticiero, mejor programa periodístico, mejor periodístico de cable, etcétera.

Cuando vio Cuando vio «Drácula» “dije yo esto algún día lo voy a hacer. Después, tardé como 30 años, me desvié un poco, pero finalmente llegué».

Cuando era chico hice un documental que también ganó un Emmy en los Estados Unidos. Eso fue a mis 24 años. Mi época, así como productor de programas periodísticos fuertes, fue de los 24 hasta los 32, 33, donde me retiré de lo corporativo.

Creé un programa llamado Tres poderes con Majul, Sietecase y Montenegro, otro llamado La información con Majul, Zlotogwiazda y Tenembaum. Y después creé mi propia empresa mientras seguía produciendo cosas para América, con programas periodísticos. Creé una radio que se llama Delta 90.3, que es la única radio de música electrónica donde también trabajan Tartu, Maxi Sardi. He trabajado con muchísimos personajes que también siguen triunfando. Soy como el culpable de la creación del show periodístico, de los de los fines de los ‘90, al 2000.

Sigo con esos programas. Mi empresa produce 15 programas periodísticos de TV y de radio. Tengo un portal de noticias que se llama Haceinstantes.

-¿Y cómo llegaste a Nueva York?

-Y empecé a producir un programa sobre la actualidad, vida de lujo, viajes, que se llamó Horas, minutos y segundos, que se reprodujo en decenas de países. Y eso me llevó a recorrer el mundo, a recorrer entregas de premios.

Y ese programa me trajo mucho a los Estados Unidos, primero a Miami y después a New York. Me pone en contacto con muchos artistas, con muchas estrellas y a los 37, 38 en New York me hace revivir mi amor por el musical, por las obras de teatro y arrancar este sueño loco de golpear puertas y crear cosas hasta que me dieran una oportunidad.

-¿Y cuál fue esa primera obra en la que invertiste capital en Broadway?

-Veo que se insiste mucho en esto de invertir capital, pero producir no siempre es poner plata, por lo menos no es solo eso. Mi primera obra fue en Broadway, Despertar de primavera, con Michael Arden como director y el mismo equipo creativo de Maybe Happy Ending. Es que los productores tenemos inversores también. Los productores nos ocupamos de crear.

Y en eso está Kolankowsky, abriendo panoramas, saltando al cine y evaluando si trae o no Maybe Happy Ending a un teatro de la calle Corrientes. A su papá diariero y bandoneonista se le debe escapar un lagrimón de orgullo allí donde esté.

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