Mayo 2025

Cannes 2025: Isabelle Huppert es la mujer más rica (y escandalosa del mundo) y un filme en Gaza llamó la atención

¿Se puede hacer hoy en día un filme de acción, una comedia con toques dramáticos al fin, con el conflicto en la Franja de Gaza entre Palestina e Israel como algo más que telón de fondo? Poder, se puede, y Once Upon a Time in Gaza (Había una vez en Gaza), lo hace.

Si todo cine es político, la exhibición de Once Upon a Time in Gaza, de Arab y Tarzan Nasser, fue este lunes la primera que despertó el interés de los acreditados en el Festival de Cannes. La segunda será The Six Billion Dollar Man, que tiene el mismo título en inglés que la serie con Lee Majors El hombre nuclear, sobre Julian Assange, el fundador de WikiLeaks. Es un documental de Eugene Jarecki y se verá el miércoles.

La Sala Claude Debussy no estaba llena, pero recibió a los cineastas y al elenco con una ovación, que se multiplicaría al finalizar la proyección. Pero ¿era para tanto? Los aplausos parecían corresponder más a una afinidad política que a otra cosa.

Como en su casa. Los directores palestinos Arab y Tarzan Nasser posan en el photocall. Fueron ovacionados. Foto ReutersComo en su casa. Los directores palestinos Arab y Tarzan Nasser posan en el photocall. Fueron ovacionados. Foto Reuters

Palestinos, a vencer

La película, que compite en la sección Un certain regard, en la que nuestro compatriota Nahuel Pérez Biscayart integra el Jurado, no transcurre en el presente, sino en 2007. De fondo se escucha la voz de Donald Trump, hablando maravillas de “la Riviera” de Gaza y las oportunidades que puede ofrecer.

Y lo central es la relación entre Osama (Majd Eid) y el joven Yahya (Nader Abd Alhay), que trafican drogas a partir de pastillas que consiguen en farmacias, poniéndolas dentro de pitas con falafel.

Ese negocio, el del falafel, es la pantalla que oculta el negocio, que se vendrá abajo cuando la policía los empiece a perseguir por no dejarlos participar en las ganancias.

Arab Nasser y su hermano Tarzan sitúan Arab Nasser y su hermano Tarzan sitúan «Once Upon a Time in Gaza» en 2007 y 2010. Foto Reuters

Pero la película pegará un giro que no vamos a spoilear (¿alguna vez se verá Once Upon a Time in Gaza en la Argentina?), salta a 2010 y Yahya es descubierto por un director de cine que lo ve perfecto como el héroe del “primer filme de acción made in Gaza” contra “los viles sionistas”. Yahya está lejos de ser un actor, y de participar en “Gazawood”, como bromean comparando a Hollywood con la realidad palestina. A partir de allí, la acción y el drama cobrarán protagonismo.

Un filme de acción

La escalada del conflicto palestino-israelí se la lee en los diarios o se la ve y escucha en la televisión, no es abordado de manera explícita más que por algún bombardeo o tomas aéreas de aviones de combate.

Quienes ingresaron a la sala esperando encontrarse un filme político terminaron viendo uno de acción, y de bajo presupuesto.

Isabelle Huppert. Su personaje en Isabelle Huppert. Su personaje en «La mujer más rica del mundo» y una relación escandalosa. Foto EFE

Isabelle Huppert y la heredera de L’Oréal

Antes y fuera de concurso, se vio La mujer más rica del mundo, con Isabelle Huppert interpretando un personaje inspirado en Liliane Bettencourt, heredera de L’Oréal y su controvertida relación con François Marie Banier, un fotógrafo 25 años menor que ella. El escándalo familiar llevó las cosas a la Justicia, y ahora al cine, de la mano del director Thierry Klifa.

Mezcla de fascinación y escándalo político financiero, Huppert es en la ficción Marianne Farrère, la multimillonaria jefa del grupo Windler. Su vida y la de su esposo, su hija (Marina Foïs) y hasta el mayordomo de su mansión se pondrán en jaque cuando el fotógrafo Pierre-Alain Fantin, un sinvergüenza de mucha labia y ningún respeto, fascine a Marianne y la saque de su letargo.

Fantin, Interpretado por Laurent Lafitte, que aquí lo adoran y fue el maestro de ceremonias de la inauguración del Festival hace una semana, es un sinvergüenza gay que pasa a ocupar poco a poco mayor lugar en la vida de Marianne, en su mansión y obteniendo donaciones multimillonarias. ¿Fue todo un plan orquestado, o qué?

Les tocó a la tarde. Nada de flashes para la película Les tocó a la tarde. Nada de flashes para la película «La águilas de la República». Foto EFE

Y una con el Ricardo Darín de Egipto

Ya por la Palma de Oro se vio Las águilas de la República, del sueco Tarik Saleh, con Fares Fares, su actor fetiche de Conspiración divina, como el Ricardo Darín de Egipto, adorado, su apodo es “el faraón de la pantalla”. Pero que, al caer en desgracia ante el gobierno, y temiendo perderlo todo, George se ve obligado a aceptar una oferta que, como dirían en El Padrino, no podrá rechazar.

El motivo por el que el filme de Saleh está en la competencia muy probablemente obedezca a que es un realizador al que ya lo obligaron de dejar Egipto, donde planeó rodar The Nile Hilton Incident, sobre la corrupción policial a partir de un asesinato real, y la terminó filmando en Marruecos. Luego hizo Conspiración divina, en la que acusaba a la Agencia de Seguridad Nacional de Egipto. Y ahora directamente se enfrenta al presidente Abdel Fattah el-Sisi.

Así como viene, va a seguir el camino de Jafar Panahi, en Irán, que también compite en esta edición con Un simple accidente. La política se metió de cabeza en Cannes, y si todo cine es político…

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